NOMBRE ORIGINAL: Charles Étienne Brasseur de Bourbourg
NACIÓ: 8 de septiembre de 1814 Bourbourg, Francia
MURIÓ: 8 de enero de 1874 Niza, Francia
PADRE: Charles François Joseph Brasseur (1775-1845)
MADRE: Julie Pélagie Louise Joos (1787- 1839 o 1840)
NACIONALIDAD: Francesa
SEUDÓNIMO: Étienne de Ravensberg
OCUPACIÓN: Sacerdote católico, escritor, etnólogo, histórico y arqueólogo.
En
realidad, conocer a Brasseur, es muy interesante por el hecho de que
otorgó su vida en la recolección de investigación constante, sin ningun
interés personal, y como está claro, en el propio interés de descubrir
nuevos datos o hechos que ayudarán más tarde a la humanidad. Se
caracteriza por tener la propia iniciativo, en sobresalir de algo
subjetivo, pues el encanto de aprender por las culturas antiguas
americanas, le dio realce a que no se quede detenido en ese encanto, y
encaminar, por lo tanto, a una busquedad objetiva, en su propia vida y
aventuras singulares.
Charles
Etienne Brasseur fue un sacerdote francés considerado uno de los
pioneros en el estudio de la arqueología, la etnología y la historia
precolombina de Mesoamérica (especializado en etnohistoria de México y de Centroamérica entre 1846 y 1874).
Nacido
en una familia burguesa de Flandes, Charles-Étienne Brasseur hubiera
podido escoger una carrera de comerciante para sustentarse pero sus
sueños juveniles lo condujeron a tomar otros caminos. Su encuentro con
el poeta Alphonse de Lamartine (1790-1869), que le facilitó su llegada a
París, fue determinante en su elección de hacerse literato. En la
capital francesa, frecuenta diversos círculos literarios y colabora como
«redactor literario» en los periódicos Le Temps y Le Monde.
Un
literato y viajero francés que entre 1846 y 1874 trabajó para la
rehabilitación de la América indígena en la Historia mundial así como
para la institucionalización de los estudios americanistas en
Francia.
Conocido
por redescubrir varios textos antiguos que han ayudado a los
arqueólogos a entender los antiguos mayas, Brasseur es también conocida
por sus conjeturas no científicas.
PRIMEROS AÑOS DE VIDA
1814. Nació Charles Étienne Brasseur en Bourbourg (comuna francesa).
1834. En sus veinte años Brasseur fue periodista para el diario parisino «Le Monde» (y posiblemente otros) y un estudiante.
DATO CURIOSO
También fue un novelista, que trabajan en los géneros de romance y moralidad. Algunas de sus novelas eran sospechosos de plagio, ya que eran similares a las historias publicadas con anterioridad.
1840.
Después de la publicación del Sérapéon, y por razones que quedan
todavía oscuras, Brasseur decidió entrar en el Seminario de Gante
(Bélgica) donde sus padres habían emigrado en 1838.
Como
estudiante, Brasseur estudió en un seminario de Gante (ubicado en
Bélgica) y trabajó en una biblioteca. Sus estudios se centraron en la
teología y la filosofía.
1845.
Febrero, ordenado sacerdote, a los 30 años de edad, en Roma, donde se
había instalado desde 1843 para seguir los cursos de la Sapienza y del
Colegio Romano, viajó al Canadá donde fue profesor de Historia
Eclesiástica en el Seminario de Quebec. En Roma, encontró a León Gingras
(1808-1860), un sacerdote canadiense, que con acuerdo de sus superiores
lo invitó a poner su pluma y sus conocimientos al servicio del
Seminario de Quebec (Canadá).
1845 – 1846. Desde
el otoño a la primavera, la experiencia canadiense marcó una ruptura en
su trayecto: al oponerse abiertamente a la política religiosa
«encogida» del Seminario de Quebec perdió todas sus posibilidades de
hacer una gran carrera eclesiástica que requería calidades de
conciliación y de diplomacia que entonces eran lejos de ser su
privilegio.
DATO CURIOSO
Al salir de Canadá, se refugió en la diócesis de Boston (Estados-Unidos) donde sus ideas ultramontanas y su oposición al Seminario de Quebec le aseguraron una recepción amistosa por parte de Monseñor John Bernard Fitzpatrick (1812-1866). Allá, por primera vez, descubrió The Conquest of Mexico de William Hickling Prescott (1796-1859) que trastornó el curso de su vida al apasionarle por la historia antigua de los amerindios que hasta entonces veía solo como «salvajes». En efecto, la lectura de esa obra le dio ganas de profundizar su conocimiento del pasado antiguo de las naciones indígenas que poblaron México y la América central antes de la Conquista, lo que para su época parecía una meta imposible. Así el año 1846 marca la entrada de Brasseur de Bourbourg en lo que unos años más tarde se llamaría el «americanismo».
1846. Era vicario general de la diócesis de Boston, pero no se quedó allí mucho tiempo.
1846.
Noviembre, de vuelta a Roma, Brasseur de Bourbourg comenzó a estudiar
no solo las crónicas coloniales y la obra Antiquities of Mexico de Lord
Edward King Kingsborough (1795-1837), sino también los documentos
indígenas «originales» como el Códice Borgia o el Códice Ríos (hoy en
día más bien conocido como el Códice Vaticanus A).
Poco
a poco se convenció de que la «llave» del pasado amerindio de la zona
mexicana y centroamericana radicaba en el conocimiento tanto de las
lenguas vernáculas como de la «literatura» amerindia. De la misma manera
que existía en Europa una «filología oriental» ya institucionalizada en
la Société asiatique (creada en 1822), y que era principalmente basada
en el estudio de los idiomas y de los documentos en lenguas orientales,
Brasseur de Bourbourg pensaba posible fomentar una «filología americana»
que permitiría un nuevo acceso hacía el pasado americano. Fue con esa
idea y ya con el plano del primer volumen de su Histoire des nations
civilisées du Mexique et de l’Amérique-Centrale durant les siècles
antérieurs à Christophe Coloma que planificó un viaje de estudio a
México.
VIAJES Y EXPEDICIONES EN AMÉRICA CENTRAL
1848 – 1851.
Noviembre, viaja como misionero a México y Centroamérica. En sus
viajes, se interesó por las antiguas civilizaciones desaparecidas y
emprendió su estudio. Permaneció dos años, dedicándolos íntegramente a
explorar su interior, llegando hasta California.
La
estancia de Brasseur de Bourbourg en la capital mexicana, entre
noviembre de 1848 y julio de 1851, fue capital para la formación
intelectual del personaje. Allí se puso muy rápidamente en contacto con
los miembros de la elite mexicana versada en el estudio del pasado
amerindio: entre otras personas, Isidro Rafael Gondra (1788-1861),
conservador del Museo nacional desde 1835, Lucas Alamán y Escalada
(1792-1853), historiador y político, Manuel Larrainzar (1809-1884),
abogado, erudito y diputado originario de Chiapas, José María Lacunza
(1809-1869), poeta y abogado, Basilio Manuel Arrillaga (1791-1867),
jesuita, doctor de derecho canónico y profesor en la Universidad de
México, José María Andrade (1807-1883), librero, editor y erudito, José
María de Jesús Díez de Sollano y Dávalos (1820-1881), obispo de León,
doctor de teología y rector del Colegio San Gregorio y José Felipe
Marroquín Zaldivar (s.f.-1853), naturalista, le brindaron sus
conocimientos y su ayuda.
Entre
las personas que tuvieron más influencia sobre el pensamiento
brasseuriano, hay por otra parte que destacar la figura de Faustino
Galicia Chimalpopoca (s.f.-1877), profesor de derecho en el Colegio San
Gregorio y de nahuatl en la Universidad de México, que fue su profesor
particular.
Por
otra parte, hay que señalar una particularidad del viajero francés: su
participación activa y regular en los debates y trabajos de la Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística durante los meses que siguieron su
integración como socio corresponsal (el 21 de noviembre de 1850).
Si
el hecho de recurrir a los eruditos locales para tener acceso a sus
bibliotecas privadas o a sus colecciones arqueológicas era bastante
común entre los viajeros europeos que llegaban a México, parece más
extraño el hecho de ver a un viajero europeo buscar el establecimiento
de una verdadera colaboración «científica» con sus «colegas» mexicanos.
Lejos de menospreciar el saber de la elite local, Brasseur de Bourbourg
lo valoraba como iba a valorar más tarde la palabra indígena recogida
durante sus viajes.
1851. Regresó a Paris.
1854. En julio, Brasseur volvió a cruzar el Atlántico desde Francia, internándose en Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
1855. El
1 de febrero, Brasseur llegó a la Ciudad de Guatemala, Guatemala y se
convirtió en «administrador eclesiástico» para la ciudad de Rabinal. Se
quedó allí como administrador durante un año. Mientras estuvo allí,
transcribe una obra de teatro («Rabinal Achí») que recitó el nativo
Bartolo Sis. de memoria para él (esta obra se entiende que es de antes
de la Conquista).
1857 – 1859.
Residió en comunidades indígenas de Guatemala. Impulsado por una
notable curiosidad intelectual aprovechó su estancia entre los quiches
de Rabinal para aprender su idioma.
1857.
Quizá su servicio máximo fue la publicación en 1857 de «Historia de las
naciones civilizadas de México y Centroamérica» con una traducción
francesa del Popol Vuh (de un manuscrito del padre Ximénez), libro sacro
de las personas mayas Quiché, conjuntamente con una gramática quiché, y
un ensayo en la mitología centroamericana.
DATO CURIOSO
Sus estudios contaban con el apoyo del gobierno de Napoleón III.
1860. Regresa a París.
1861 – 1864. Preparó varios documentos redactados en las lenguas locales indígenas.
Por
otra parte, durante su primera estancia en México, Brasseur de
Bourbourg armó tanto su «práctica sabia» (buscar y estudiar los
documentos en lengua indígena, colectar las gramáticas y vocabularios
escritos sobre esas lenguas, prestar atención a los costumbres y a las
tradiciones orales, etc.) como su discurso leitmotiv sobre la imperiosa
necesidad de desarrollar una filología americana (estudio de las lenguas
y literaturas amerindias). Ese tema fue su caballo de batalla durante
toda su carrera americanista, desde la publicación de sus Lettres pour
servir d’introduction à l’histoire primitive des nations civilisées de
l’Amérique septentrionale (México, 1851), pasando por las publicaciones
de los textos en quiché del Popol Vuh (París, 1861) y del Rabinal Achi
(París, 1862), hasta la publicación del Manuscrito Troano (París,
1869-1870), obras que en su conjunto tuvieron mucha importancia en el
desarrollo de un «americanismo científico» en Francia. Íntimamente
convencido de la existencia de antiguas «anales» amerindias en los
pueblos indígenas de México y de Centroamérica, ponía el trabajo de
terreno al centro de su actividad científica, lo que era muy raro para
su época.
Así,
en total viajó 6 veces a México y/o a Centroamérica entre 1848 y 1871.
Su sencillez, su erudición como su dedicación completa al estudio del
pasado amerindio le aseguraron los apoyos de muchas personalidades
locales. Entre los apoyos más destacados que recibió, hay que subrayar
por una parte los del médico y erudito José Mariano Padilla (1810-1869) y
de Monseñor Francisco Paula García Peláez (1785-1867) en Guatemala, y
por otra parte los del gobernador liberal Ángel Albino Corzo (1816-1875)
y del obispo conservador Monseñor Carlos María Colina y Rubio
(1813-1879) en Chiapas. Todos se mostraron muy sensibles al trabajo
brasseuriano de rehabilitación de la América amerindia en la Historia
mundial, rehabilitación que muchas veces hacía de la figura indígena del
pasado ya no un «salvaje» sino un ser guapo, emocionante, valiente y
noble. Más allá del rescate o de la publicación de numerosas anales
amerindias ya bien conocidas, fue sin duda alguna este aspecto del
trabajo brasseuriano que tuvo más impacto en su época. Al final de su
vida, el aporte del personaje fue ocultado por una serie de polémicas
activadas por sus teorías casa vez más fantasiosas sobre el origen de la
población del continente americano.
DESCUBRIMIENTO DE LA OBRA DE LANDA
En
cualquiera de los 1862, 1863 o 1864 (recursos varían en fecha),
descubrió la única copia conocida de Diego de Landa Relación de las
Cosas de Yucatán. El estudio de la escritura maya acercó al sacerdote a
la obra del misionero español fray Diego de Landa.

Su
manuscrito (Relación de las Cosas de Yucatán) se había escrito sobre su
forzado regreso a España, donde se enfrentó a un juicio por ilegal o
inapropiada la realización de una Inquisición (que más tarde fue
absuelto, volver al Nuevo Mundo como el obispo designado de Yucatán). En
el manuscrito de Landa había grabado toda la información sobre los
pueblos y costumbres mayas, basado en sus propias observaciones y
discusiones con informantes mayas. El principal interés de Brasseur en
el documento, sin embargo, había una sección en la que de Landa
reproduce lo que llamó «un alfabeto» de los jeroglíficos mayas, que aún
sin descifrar, el sistema de escritura de la antigua civilización Maya.
En este pasaje de Landa había anotado los símbolos mayas (o glifos) que
supuestamente correspondían a las letras del alfabeto español, ya que le
dio un informante maya que había interrogado. Brasseur se dio cuenta de
que esto podría ser la clave para desentrañar los secretos de la
escritura maya, y anunció este descubrimiento cuando la reedición del
manuscrito (en una edición bilingüe español-francés) a finales de 1863
bajo el título, Relación des choses de Yucatán de Diego de Landa.
Sin embargo, en el análisis inicial por Brasseur y otros, el llamado
«alfabeto de Landa» ha demostrado ser problemática e inconsistente, y
estos intentos inmediatos de usar este alfabeto como una especie de
«piedra de Rosetta» para leer los glifos fracasaron. Sin embargo,
descubrimiento de Brasseur de este documento y el alfabeto de Landa
serían mucho más tarde de llegar a ser vital en la eventual
desciframiento de los glifos mayas. Intentos de Brasseur de Bourbourg, y
las de otros que siguieron, fueron engañados en la medida en que
interpretaban las señales en orden alfabético. Cuando los signos se
reconocieron ser principalmente silábica, se lograron avances
significativos.
1863.
Lo encontramos nuevamente en tierras mexicanas, ahora en óptimas
relaciones con el emperador Maximiliano, con quien compartió el interés
al estudio del pasado centroamericano, y le concedió la insignia de la
orden de Guadalupe para premiar sus estudios.
PUBLICACIÓN DE POPOL VUH

DATO CURIOSO
Sin embargo, él no fue el primero en publicar el Popol Vuh: en 1857 un hombre llamado Carl Scherzer ya había publicado una traducción al español de utilizar una copia del Popol Vuh que había encontrado en otros lugares.
Brasseur murió en 1874 y dejó su colección a su estudiante Alphonse Pinart. Este no mostró mayor interés en la área de Centroamérica y vendió la colección de su maestro en 1883 a fin de reunir fondos para otros estudios. El manuscrito original de Ximénez fue comprado por el coleccionista y hombre de negocios Edward E. Ayer, quien residía en Chicago, Estados Unidos.
1864. Brasseur
se apegó a una expedición militar a México que se envió desde Francia.
Un libro que escribió sobre esa expedición, Monumentos anciens du
Mexique, luego fue publicado en 1866, cortesía del gobierno
francés.
IDENTIFICACIÓN DE UN CÓDICE MAYA
¿Qué es el Código Troano?
El
Códice Tro-Cortesiano o Códice de Madrid (también escrito como
Tro-Cortesano, Trocortesiano, Trocortesano o, en latín, como Codex
Tro-Cortesianus) es un códice maya. Es el libro más importante del Museo
de América de Madrid junto con el Códice Tudela (azteca), y una de las
piezas más destacadas de toda la colección, aunque por necesidades de
conservación lo que se expone al público es un facsímil y el original
permanece guardado en la cámara acorazada del museo.
Se
trata de uno de los tres únicos códices mayas prehispánicos que se
conservan, junto con el Códice de Dresde (Biblioteca Estatal de Sajonia y
de la Universidad de Dresde, Dresde) y el Códice de París o Códice
Peresiano (Biblioteca nacional de Francia, París). Existe un cuarto
libro, el Códice Grolier, o Códice Sáenz, (Biblioteca Nacional de
Antropología e Historia, Ciudad de México), pero su autenticidad es
discutida.
1866.
Brasseur tuvo la oportunidad de ver el Troano Codex (una de las dos
piezas que se convirtieron en el Códice de Madrid) que era la posesión
de Don Juan de Tro y Ortolano, un paleógrafo. Revela sus principios de
descifrado de los antiguos códices mayas, en particular, del Manuscrito
Troano, que pretendió traducir. En realidad cayó en el error, queriendo
ver en la escritura maya un simple alfabeto. Fue necesario esperar más
de un siglo para que las verdaderas claves de la transcripción fueran
descubiertas y algunos textos revelaran sus secretos, en particular del
soviético Yuri Knorozov.
Entonces,
Brasseur tuvo la oportunidad de examinar un artefacto en Madrid, que
estaba en posesión de un profesor de paleografía española llamado Juan
de Tro y Ortolano, que había comprado unos seis años antes. Este
artefacto era un antiguo códice, un libro hecho de papel de corteza en
forma de una pantalla plegable de páginas continuas, de varios metros de
longitud cuando se extendieron. El códice contiene numerosos signos y
dibujos, que Brasseur era fácilmente capaz de identificar como maya en
origen, después de haber visto y estudiado muchas marcas y glifos
similares, mientras que en América Central.
Tro y Ortolano le dio permiso para publicar el códice en una
reproducción, y Brasseur le dio el nombre Troano Codex en su honor. Su
identificación del códice fue significativa, ya que era el único tercero
tal códice maya que ha sido descubierto (el segundo, el Códice de
París, había sido descubierto por el erudito francés Léon de Rosny solo
unos pocos años antes). En particular, Brasseur reconoció su rareza
superior, ya que la Relación de de Landa, que había vuelto a descubrir
antes, hizo un repaso de cómo se había ordenado la destrucción de todos
esos códices mayas que pudo encontrar, y muchos volúmenes había sido
consignado a las llamas.
1869-1870.
Brasseur de Bourbourg publicó sus análisis e interpretaciones del
contenido del códice Troano en su obra Manuscrit Troano, études sur le
système graphique et la langue des mayas. Propuso algunas traducciones
para los glifos grabados en el códice, en parte basado en los cuadros
correspondientes y, en parte, en el alfabeto de Landa, pero sus
esfuerzos fueron tentativos y en gran parte fracasada.

Unos años más tarde, otro códice Maya salió a la luz en las manos de
otro coleccionista, que se hizo conocido como el códice Cortesianus (en
la creencia de que había estado en posesión de Hernán Cortés). Cuando
Léon de Rosny examinó más tarde, se determinó que era en realidad una
parte del códice Troano, las dos partes después de haber sido separados
en algún momento indeterminado en el pasado. Las dos partes se reunieron
más tarde y colectivamente se conocen como el códice Madrid o
Tro-Cortesianus; actualmente, permanecen en exhibición en Madrid.
1871.
Brasseur de Bourbourg publicó su Bibliothèque México-Guatémalienne, un
compendio de la literatura y las fuentes asociadas a los estudios
mesoamericanos.
Su último artículo, «Chronologie historique des mexicains» (1872) se
refiere al Códice Chimalpopoca e identifica cuatro períodos de
cataclismos mundiales que comenzaron alrededor de 10.500 antes de Cristo
y fueron el resultado de los cambios en el eje de la Tierra (un
concepto relacionado con la teoría de cambio de polos).
A
pesar de sus descubrimientos, Charles no se quedó en el reino lógico
cuando la teorización acerca de los mayas. Empezó a pensar que la
Atlántida, los antiguos egipcios y los mayas estaban conectados entre
sí, a causa de las dos civilizaciones confirmadas que comparten
similitudes. En algún momento de su vida, dejó de profesar la fe
católica tanto como el espiritualista.
LAS ESPECULACIONES REFERENTES A LA ATLÁNTIDA
Brasseur
comenzó a escribir sobre la Atlántida en lengua quichée (1862), en la
que expresó su creencia de que la tierra perdida descrita por Platón
había existido con un alto nivel de civilización antes del surgimiento
de las civilizaciones de Europa y Asia. Sugirió que los orígenes de las
palabras europeos y persas podrían atribuirse a las lenguas indígenas de
las Américas y que las antiguas culturas de los mundos nuevos y viejos
habían estado en contacto constante con los otros.
En 1866, Monuments anciens du Mexique (Palenque, et autres ruines de
l'ancienne du Mexique civilización) se publicó con un texto de Brasseur
acompañado de ricas ilustraciones de Jean-Frédéric Waldeck. Aunque las
representaciones de Waldeck de las ruinas de Palenque se basan en el
conocimiento de primera mano, sus reconstrucciones artísticas y adornos
implicaron una estrecha relación entre el arte y la arquitectura Maya y
el de la antigüedad clásica de Grecia y Roma. Esto se demostró
posteriormente ser falsa, pero no antes de las ilustraciones de Waldeck
había inspirado especulaciones sobre el contacto entre nuevos y
civilizaciones del Viejo Mundo, específicamente a través del continente
perdido de la Atlántida.
Estas especulaciones fueron reforzadas por las propias referencias de
Brasseur de Bourboug a las descripciones de Platón de la cultura y la
sociedad de la Atlántida, que Brasseur creía expresión que se encuentra
en la antigua civilización Maya, en su libro Quatre Lettres sur le
Mexique (1868). En esta publicación, Brasseur atrajo amplios
paralelismos entre Maya y panteones y cosmologías egipcias, lo que
implica que todos ellos tenían un origen común en el continente perdido
de la Atlántida. Él desarrolló estas ideas en Quatre lettres sur le
Mexique (1868), que presenta una historia de la Atlántida basada en su
interpretación de los mitos mayas. Sus escritos inspirados Augustus Le
Plongeon y también Ignacio L. Donnelly, cuyo libro Atlantis: El Mundo
Antediluviano contiene numerosas referencias a la ayuda de Brasseur de
Bourbourg. Sin embargo, un académico escribió en 1875 que ningún
estudioso contemporáneo aceptó las teorías de Brasseur de Bourbourg
sobre la Atlántida.
La combinación de los intereses de Brasseur de Bourbourg en el
espiritismo y estas especulaciones acerca de las conexiones entre los
antiguos mayas y Atlantis sentó las bases para mayanismo.
1864. Fue arqueólogo oficial de la expedición francesa de México.
1866. El gobierno francés publicó su obra Monumentos antiguos de México.
1871. se
edita en francés su Biblioteca México-Guatemalteca. Si sus estudios de
los monumentos pueden guardar un interés relativo y si se puede
reconocerle un talento por haber reunido numerosa información, sus
traducciones, basadas en una mala comprensión del sistema de escritura
maya, no tienen valor más que histórico.
Tras
años de intenso trabajo, en los que vieron la luz varias obras suyas y
creció el predicamento del sacerdote en los medios científicos de
Francia, México y Guatemala.
Son
reconocidos sus trabajos de búsqueda y colección de materiales, sus
interpretaciones son tildadas por algunos como caprichosas.
1874. Murió Charles Étienne Brasseur en Niza (comuna francesa), a los cincuenta y nueve años.
Lista de publicaciones
La
obra de Charles Étienne Brasseur de Bourbourg incluye, entre otras, las
siguientes publicaciones, por orden cronológico:
1837 - Le Monde (Paris), diferentes artículos y ensayos;
1839 - Le Sérapéon, épisode de l'histoire du IVe siècle (Paris), una novela;
Primera
de una larga serie de novelas teñidas de moral católica que escribió
hasta 1853. Estas obras, principalmente destinadas a los conventos y a
la juventud católica, conocieron un cierto éxito editorial que le
aseguró ingresos puntuales durante toda su vida.
1839 - La dernière vestale (Paris), una novela;
1843 -
Jérusalem, tableau de l'histoire et des vicissitudes de cette ville
célèbre depuis son origine la plus reculée jusqu'à nos jours (Lille,
France. Publicado bajo el seudónimo Étienne de Ravensberg);
1846 - Esquisse biographique sur Mgr de Laval, premier évêque de Québec (Québec);
1851 - (las)
Cartas para servir de introducción á la historia primitiva de las
naciones civilizadas de la América setentrional... (Mexico),
traducciones al español y francés;
1852 - Histoire
du Canada, de son Église et de ses missions depuis la découverte de
l'Amérique jusqu'à nos jours, écrite sur des documents inédits compulsés
dans les archives de l'archevêché et de la ville de Québec, etc. (2
vols., Paris);
1853 - Le khalife de Bagdad (Paris), una novela;
1853 - Histoire du Patrimoine de Saint-Pierre depuis les Temps apostoliques jusqu'à nos jours (Plancy, Paris, Arras, Amiens);
1857—59 - Historia
de las naciones civilizadas de México y América Central (Historia de
las Naciones civilizadas de México y América Central), 4 vuelos, París
1867-1859;
1861 - Viaje al Istmo de Tehuantepec dan Chiapas y la República de Guatemala en 1859 y 1860 (Paris);
1861 - Popol Vuh, el libro sagrado de los quichés & c. (Paris);
1862 - Gramática Quichée y el drama Rabinal Achí. 1862(Paris);
1862 - Sommaire
des voyages scientifiques et des travaux de géographie, d'histoire,
d’archéologie et de philologie américaines (Saint-Cloud, France);
1864 - Relation
des choses du Yucatan (Paris), reproducción y traducción de la obra de
Diego de Landa (incluye como apéndice la Cronología antigua Yucateca de
Juan Pío Pérez);
1866 - Monuments anciens du Mexique (Palenque, et autres ruines de l'ancienne civilisation du Mexique) (Paris);
1868 - Quatre
Lettres sur le Mexique (Paris) 1869—70 - Manuscrit Troano, étude sur le
système graphique et la langue des Mayas (2 vols., Paris);
1871 - Bibliothèque Mexico-guatémalienne (Paris).
Una
colección de recuentos e informes de viaje enviado por Brasseur de
Bourbourg desde México, Guatemala y España al Ministro de Educación y
Religión de Francia, está guardada en los Archives Nationales (Paris),
F17, 2942.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por ser participe de esta interacción.