ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN DE ESTA PÁGINA: 1 DE FEBRERO DE 2016

SOBRE LA DESTRUCCIÓN INTENCIONADA DE EVIDENCIAS EN GENERAL

La acción de los llamados “debunkers” es la causa de que aquellos hechos que se salen de lo corriente sean muy difíciles de rastrear y ponderar adecuadamente por el ciudadano medio, y son la forma habitual de crear y modificar eso llamado opinión pública.

Un debunker es un destructor de evidencias. Su forma de operar es simple pero potente.

Dado cualquier hecho fuera de lo común, este tiene como protagonista a una persona y existen una serie de testimonios o incluso evidencias. Si se quiere poner en entre dicho esa evidencia, basta con fabricar una falsa evidencia y dar mucha publicidad a este nuevo hecho atribuido a la misma persona a la que se quiere desacreditar, pero sin mencionar las anteriores evidencias y testimonios sólidos, o dando noticia de ellos sólo sesgadamente (de forma que no sea evidente su importancia).

Conforme la falsa evidencia anunciada a bombo y platillo y aparentemente sensacional es difundida, se va convirtiendo en la evidencia por antonomasia ligada al personaje a debunkear, mientras las verdaderas claves del hecho insólito se olvidan. Llegado cierto momento, se divulga un desmentido con la prueba irrefutable que pone de manifiesto la falsedad de la falsa evidencia fabricada a este efecto.

El resultado de todo esto es que determinado hecho y su autor, si no desaparecen por completo del recuerdo popular, si que quedan en entre dicho de un tiempo en adelante, porque cualquier comentarista serio -pero en el fondo desconocedor a fondo de lo que trata-, que toque el tema con el ánimo de arrojar luz sobre el caso, tiene ante sí prueba de falsas evidencias y ninguna forma de saber que eso que sabe desmentido es un añadido intencionado al bagaje original.

Una mirada tardía a cualquier fenómeno paranormal que en su momento fue una sensacional noticia, hoy día suele resultar decepcionante por la acción sigilosa del “debunkeo” de las evidencias relacionadas con el fenómeno.

Esto nos está indicando la imposibilidad de saber la verdad o falsedad de algo insólito y no repetible sólo mediante el razonamiento.

Preguntas inocentes como: “¿quien iba a querer hacer algo así?” o: “¿cómo es que los defensores de la realidad de los misterios siempre recurren al socorrido argumento de una “conspiración” para justificar la escasa repercusión de los hechos sensacionales que nos presentan?”, son típicas en realidad de gentes irreflexivas que dan por sentado mucho más de lo que realmente saben, depositando en otros la responsabilidad de discernir lo verdadero de lo falso, o como sabiamente se ha dicho: “tomando a la autoridad por verdad en lugar de a la verdad como autoridad”.

Así era yo también.

De hecho cuando conocí el esoterismo gracias a la osadía de Samael Aun Weor (pues sólo es posible conocerlo si alguien nos abre valientemente el camino) ignoraba la necesidad de defenderme de la magia negra, ahora sin embargo sé que hay magos negros y sé que ellos están muy activos haciendo de cualquier incursión desprevenida del profano en el mundo de la magia, una peligrosa aventura que puede terminar muy mal.

Poco o nada me puede extrañar, una vez descubiertas y conocidas las fuerzas del mal, que un medio de información demasiado bueno como es Internet sea rápidamente subvertido y controlado de forma desesperada por quien pretende -y siempre ha pretendido- tener apacentadas a las masas a base de mantener cierta visión sesgada del mundo y de impedir que algo o alguien altere esa visión con datos que no son convenientes...

Controlada la opinión, la palabra, la información circulante, olvidado el respeto a las libertades individuales, poco cuesta señalar cualquier verdad útil y beneficiosa como proscrita, falsedad, cosa que no vale la pena conocer, idea peligrosa, etc.

Las masas adormecidas, incultas en verdad, alimentadas sólo con la propaganda diseñada y difundida por los adeptos del vano intelectualismo (que viven en la creencia dogmática de que no existe nada, más allá de la perversidad humana), simplemente son incapaces de disentir (o si disienten, de articular en palabras su objeción), viven adormecidas dolorosamente, su dolor nace de saberse incapaces de rebelarse a la injusticia que asumen como inevitable. Esa es la fatalidad del sueño de la conciencia.

Dirán los “ancianos” (los tenidos por personas sensatas y serias en el mundo), que no proceder observando la cautela del escepticismo y la luz de la razón es sólo exponerse gratuitamente al engaño, a la manipulación, al misticismo tiránico, pero eso no es así: fanatismo racional y fanatismo irracional son dos caras de la misma moneda. La mente no puede darnos jamás la verdad, ella es la gran destructora de la verdad. Los esoteristas preferimos decirle a la mente: “Mente tú eres mi siervo y yo soy tu señor hasta la consumación de los siglos”, y al fin ella comprensiva, se inclina reverente ante el alma humana.

Los profanos y profanadores tienen un alto y falso concepto de la mente pensante, creen que ella es la misma alma, pero se equivocan, el alma sabe sin necesidad de pensar, la mente piensa, el astral siente: son pues diferentes.

El esoterista sabe que la mente debe volverse serena como un lago para que se reflejen en ella los destellos del íntimo (en forma de pensamientos totalmente distintos de aquellos que son producto del mero razonamiento).

Los mezquinos, aquellos que son amos y guardianes de algún poder en el mundo, son el origen de las conspiraciones, de la previsión humana, de la inteligencia aplicada al control de la información, del debunkeo (destrucción de evidencias no convenientes), y de la ocultación cuidadosa de todo aquello que conduce al conocimiento que puede emanciparnos de su poder.

De modo que creer sin más que la existencia de debunkers o poderes tenebrosos es ingénua o paranoide, acusa, denota, ignorancia radical sobre los mecanismos de obtención y conservación del poder.

Si hago mención sólo de unos pocos contactados en esta sección de gnosis2002 es porque todos ellos están debunkeados y no es con el vano intelectualismo como vamos a convencernos de la veracidad de su insólito contacto, sino verificando el contacto por nosotros mismos: nada más sirve.

Sin embargo, no está de más poder conocer los testimonios originales que en los años 50 y gracias a la misericordia de algunos extraterrestres tuvieron lugar.

Francisco Caparrós Pujalte, un humano más, aunque ciertamente privilegiado en la dedicación con que se le ha informado acerca del gran arcano del ocultismo.